La normalidad se ha impuesto hoy como protagonista de la primera jornada de regreso a las aulas en Cantabria, en un curso escolar que da comienzo con la incorporación de casi 43.000 alumnos de Infantil, Primaria y Educación Especial. Es el primer curso que arranca sin medidas de prevención del COVID tras la irrupción de la pandemia, a excepción de las que rigen para el conjunto de la población, como el uso de las mascarillas en el transporte escolar.

El sistema educativo cántabro cuenta este 2022-2023 con 81.133 alumnos en régimen presencial, de ellos 60.034 alumnos están matriculados en centros públicos y 18.008 en centros privados concertados. Con respecto a la plantilla docente, un total de 8.446 maestros y profesores inician el curso en la enseñanza pública no universitaria de Cantabria, de los que 3.380 lo hacen en las etapas de Infantil y Primaria.

Es un curso con muchas novedades, algunas de ellas derivadas de la aplicación de la nueva Ley de Educación LOMLOE, otras por nuevos proyectos y recursos derivados de la llegada de fondos europeos, y otras, fruto de la iniciativa del Gobierno de Cantabria.

Del primer grupo destaca la implantación de los nuevos currículos en Infantil y en los cursos impares de Primaria, Educación Secundaria y Bachillerato.

También al amparo de la LOMLOE, 125 alumnos y alumnas cántabras estrenarán el nuevo Bachillerato general, que se impartirá durante este primer curso de implantación en un total de 10 Institutos públicos de los 48 que tiene la Comunidad Autónoma.

Además de estas, hay más novedades significativas no vinculadas a la nueva Ley, entre las que destacan la reducción de ratios de 25 a 20 en el segundo ciclo de Educación Infantil de la red pública, la puesta en marcha de las primeras aulas de un año y la Unidad Educativo Terapéutica.