Consejería de Educación, Cultura y Deporte de Cantabria. 272 pp.

En “Vidas Maestras” se plasman, en unas pocas páginas, las personales reseñas de 28 docentes dedicados en cuerpo y alma a la enseñanza.

En sus trayectorias profesionales han tenido que adaptar su discurso y su método a las distintas circunstancias y al devenir del progreso, pero manteniendo el timón firme en todos y cada uno de los valores, creencias e inquietudes que han considerado que eran el mejor legado que podían compartir con su alumnado. Educar no es tan sólo transmitir conocimientos, sino también reflejar sentimientos y convicciones que provoquen en el alumno el afán por descubrir el verdadero sentido de la propia existencia con el fin de poder aportar lo mejor de sí mismo a la sociedad. Todo ello queda reflejado en estas líneas.

Muchos recuerdos, muchas ilusiones y pinceladas de nostalgia en unas hojas donde es imposible resumir tantas sensaciones, tantas anécdotas, tantos sinsabores y tantas alegrías que son las verdaderas letras con las que se escribe toda una vida dedicada a ayudar a descubrir a los alumnos su propio talento, sin esperar más premio que la satisfacción del deber cumplido. 

Un deber en el que han sido “felices” dando todo lo que estaba en sus manos, y en el que se han esforzado para que sus pupilos “conocieran la vida y el mundo y no sólo el barrio donde vivían”, según afirma uno de los testimonios.

Justo es que ese deber cumplido se vea colmado con el agradecimiento de toda la Comunidad Educativa y del consejero hacia aquellos que han entregado lo mejor de sí mismos a la noble tarea de educar y que, ahora, dejan su lugar a otros compañeros más jóvenes, para que prosigan la labor cotidiana e infatigable de alcanzar la excelencia educativa con un trabajo siempre más intenso, siempre más perfeccionado, siempre más alto.